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Rubén Centeno recuerda sus días de escolar como si fueran hoy. La mayor parte de los niños estudiaban memorizando lo que aprendían y los maestros, además de dedicarse a transmitir conocimientos, castigaban a los alumnos en su afán de volverlos más responsables. “Lo que hacía el docente en ese entonces era bien visto por las familias. Ahora se buscan otras formas de ayudar a los niños, dándoles una serie de oportunidades”.

Es natural de Cusco. A sus 22 años empezó a trabajar como profesor y siempre brindaba nuevas iniciativas o alternativas que permitían generar cambios en los niños. Uno de los primeros proyectos que realizó fue instalar puestos agrícolas en su escuela. Además, trabajó en la crianza de animales menores e instaló un biohuerto como espacios de aprendizaje para motivar a los estudiantes.

Vivió 5 años en Arequipa donde fue responsable de una escuela alternativa. Después retornó a su ciudad natal para trabajar durante 13 años en la I.E. 56022 de Ccochacunca de la hermosa comunidad de Qquehuar, en el distrito de Sicuani, donde compartía sus conocimientos sobre ciencia y ambiente, comunicación, arte y matemáticas con los escolares de primer año de primaria.

Para Rubén no existen imposibles. Está convencido que todos los docentes del Perú son capaces de crear iniciativas distintas que motiven más a los alumnos mientras aprenden en clase. “El profesor debe estar atento a todo lo que se le presenta como problemática y generar alternativas de solución. Ahí es donde nacen los productos innovadores”.

Mientras prepara su siguiente sesión de aprendizaje, nos invita a reflexionar sobre el verdadero papel del maestro: un amigo que ayude y conlleve a que todos se integren en el salón. “Yo tengo una relación muy especial con mis alumnos. Por ejemplo, cuando hacemos grabaciones de radio o tv con los pequeñitos es divertido. Ahora estoy haciendo videos con detrás de cámaras, así como las películas de Jackie Chan. Los niños se entretienen y aprenden viendo algunos de sus errores”.

Innovar para transformar

Cuando el mundo digital llegó a las escuelas, el camino de la adaptación fue difícil para Rubén Centeno. Sin embargo, estaba convencido de que era importante innovar y buscar retos como docente y tenía que aprender a utilizar novedosas herramientas y metodologías para no quedar relegado.

Hace unos días, reunió a sus alumnos de primaria junto a sus familias para preparar platos típicos de la zona por Semana Sana. Los escolares se organizaron, armaron un recetario, compartieron. Vivieron una experiencia que sirvió para que los niños desarrollaran sus habilidades en matemáticas. “Esto nunca lo van a olvidar. Hicieron nuevos productos, sacaron costos, precios y prepararon ocho platos. Aquí aplicamos matemáticas en una actividad familiar”.

Pero este no es el único método que Rubén ha utilizado para desarrollar clases innovadoras. Hace más de 10 años produce programas de radio y televisión conducidos por sus propios alumnos. Esta idea surgió en el 2007. Formó grupos, escribieron guiones, grabaron audios y transmitieron por los parlantes del colegio. Solo era el inicio.

En el año 2011 imaginó el efecto que podía tener en los chicos y chicas verse en imágenes como sus estrellas de televisión. Reunió a un grupo interesado y responsable de alumnos y realizó que rescataban las costumbres y vivencias de la comunidad Qquehuar. Esto hizo que un día Rubén despierte con la ilusión de ver crecer aún más este proyecto.

El año pasado participó en el “Concurso de Innovación Educativa” de la Fundación Telefónica y obtuvo el primer lugar en la categoría primaria con su proyecto “Uso de la radio, televisión y tecnología para mejorar las capacidades de extensión social y empresariales en la I.E. 56022 Ccochacunca”.

Como parte del premio, viajó a Argentina para compartir su experiencia educativa con docentes de diferentes países. “Para mí ha sido fundamental conocer otra realidad en Argentina, visitar instituciones educativas y formarme. Eso le estoy transmitiendo a mis colegas maestros”.

Otro de los reconocimientos que Centeno recibió fue en el 2014: le otorgaron las “Palmas Magisteriales” en el grado de Educador, en mérito a su espíritu innovador que plasma con éxito en sus clases.

Estas experiencias educativas le han servido a Rubén para que se levante todas las mañanas con la motivación de llegar a clase y ayudar a que sus alumnos aprendan a través de la innovación y creatividad. Él cree que los docentes deben buscar transformar la educación y no esperar a que alguien les diga qué hacer.

“Yo les sugiero a los maestros que den lo mejor de sí y se sobrepongan a los problemas. Nosotros como profesores tenemos mucha creatividad e iniciativa. Lo único que nos falta es ponerlo de manifiesto para lograr verdaderos cambios en nuestras instituciones y así ayudar a los niños porque lo merecen”.

 

 

LA ENSEÑANZA NACE DEL CORAZÓN
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