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Despertarse antes de que salga el sol, preparar la lonchera, llevar a su hijo a la escuela y después ir a trabajar. La rutina diaria de miles de madres peruanas como las que realiza Mary Cantos Bernal, una madre y docente de 46 años, que demuestra a diario que el amor por su niño de 10 años es el combustible que la ayuda a seguir mirando el futuro con optimismo.  

Su lado maternal también se refleja en su trabajo como profesora en el aula de innovación pedagógica del Centro de Educación Básica Especial N° 01 Corazón de María que donde estudian 110 niños y adolescentes con habilidades diferentes.

“Ser madre y profesora para mí implica no solo amar a mi hijo, sino también a los estudiantes que a través de su sencillez, espontaneidad y sonrisas, me demuestran que podemos enfrentar cualquier dificultad”, nos comenta.

Recuerda que su vocación por enseñar surgió porque tenía una prima con habilidades como sus alumnos. Dudó y sintió temor al principio, pero sabía que podía aprender y enseñar. “Cuando empecé a trabajar me di cuenta que para las familias era un poco más difícil apoyar a su hijo con habilidades diferentes, pues no habían muchas especialidades hace 22 años, y por eso las familias tenían a los chicos en casa y eso repercutía en su comportamiento”.

Su experiencia como docente la ha ayudado a entender y conocer más a sus alumnos a los que los ve como sus propios hijos. Un día de clase no solo es transmitir conocimientos. Es lograr que el alumno aprenda a comunicarse a través de sonidos, gestos, movimientos, regule su conducta y desarrolle su potencial para enfrentar los retos de la sociedad que está en constante evolución.

“Nosotros trabajamos con estudiantes desde los 3 a 18 años. Cuando ingresamos al aula siempre empezamos con un video, para que ellos imiten acciones y muevan el cuerpo. Luego proyectamos imágenes de frutas u otros objetos para estimularlos a través de herramientas tecnológicas. El escolar escucha su nombre y se motiva. Verlos animados y con ganas de aprender es la mayor satisfacción para mí”.

La labor que realiza Mary Cantos junto a sus colegas no solo es enseñar: también capacitan a las familias sobre cómo mejorar los aspectos de la atención, la conducta, el lenguaje y, sobre todo, la comunicación con sus hijos.

En el 2009, motivada por especializarse y ayudar a más niños, llevó un seminario que tenía como trabajo final hacer una herramienta multimedia de estimulación sensorial a través del Power Point. “Empecé a investigar y descubrí que se podía crear juegos interactivos que ayudaba en la estimulación y atención de los alumnos. Hice un juego con figuras geométricas. Continué indagando. Buscaba otros juegos similares y llevaba mi laptop todos los días a clase, pues antes no había herramientas tecnológicas en el aula”.

Esto motivó a Mary a seguir creando recursos con tecnología para niños con habilidades diferentes. En el 2013 hizo su primer proyecto: ‘Uso de material audiovisual para estudiantes con discapacidad intelectual’ con el que participó en el Concurso de Innovación Educativa de la Fundación Telefónica y obtuvo el tercer lugar en la categoría de primaria.

“Desde ese momento la tecnología se convirtió en mi mejor acompañante de clase. Los beneficiarios ya solo eran los alumnos de mi aula: abrimos un salón de innovación donde podían asistir todos los escolares”, nos cuenta emocionada.

Gracias a la iniciativa de la docente, el año pasado, compraron una pizarra interactiva en su escuela que facilita el aprendizaje de los niños con juegos. La pantalla es más grande, se pueden distinguir más colores y hay más accesibilidad para ellos.

“Los niños y adolescentes con habilidades especiales se encariñan, son espontáneos y debemos corresponderles con mucho amor, ser pacientes y creativos. Ante las dificultades, ver una oportunidad de aprender. Es un reto, pero es necesario porque no hay ningún estudiante por mayor discapacidad que tenga, que no entienda, que no quiera aprender”, finaliza Mary, con esa sabiduría que solo los años de experiencia y gran vocación le han podido dar. Maestra vida.

MAESTRA VIDA
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